NOTA: En este artículo NO hay spoilers ni de la serie ni del libro. Sí, parece que hemos llegado a un punto en el que hay que aclarar esto.

Seguro que conocéis a los Otros, AKA Caminantes Blancos, ¿verdad? Hace años, estas criaturas eran una presencia apenas intuida sobre la que se especulaba mucho. Ahora, gracias a la serie de televisión, tenemos una idea bastante más clara de lo que son, de su procedencia y de sus habilidades. En cualquier caso, siempre se han basado en la misma idea: son lo más parecido que hay en ese mundo a un alienígena, no son tus amigos y vienen a por ti.

Pero resulta que no se trata de la única raza mitológica de monstruos que existe en Canción de Hielo y Fuego, y para darse cuenta de eso no hace falta más que seguir el rastro de la piedra negra.

La primera pista, o al menos la más obvia, es la Silla de Piedramar que ahora ocupa la casa Greyjoy. Se trata de un trono hecho de pura piedra negra a la que se le ha dado forma de kraken. Se dice que los primeros colonos de las Islas del Hierro se la encontraron ya hecha en la orilla de Viejo Wyk. La textura de este trono es viscosa, fría; como si la recubriera una película de aceite. La versión aceptada por todos es que la hizo una civilización que habitó las islas antes que los Hijos del Hierro, y ninguno de sus actuales habitantes se preocupa demasiado en saber si eso es verdad.

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Pero el caso es que hay más piedra negra de ese tipo en otras partes del mundo. Es importante resaltar lo de “de ese tipo”: no se trata sólo de que sea piedra de color negro, pues los valyrios eran bastante dados a emplearla (Rocadragón está hecha en gran parte de eso); hablo de un material con textura aceitosa y malsana. Algo que da un poco de yuyu.

La más cercana de todas las muestras de este tipo de piedra es la que conforma la base de la Torre de la Ciudadela sobre Isla Batalla, en Antigua. Toda la isla está agujereada por un laberinto enorme que data de hace miles de años y que nadie sabe quién construyó; los maestres suelen decir que fueron los valyrios, pero el estilo arquitectónico no tiene nada que ver. A los señores dragón les iban las gárgolas, lo barroco y las deformaciones impresionantes, mientras que este laberinto bajo la Torre es sobrio y sencillo, sin adornos.

Hay quien señala en la Ciudadela que el laberinto se parece mucho al que hay cerca de la vieja Lorath, la más pequeña de las Ciudades Libres de Essos (al norte, más o menos a la altura del Nido de Águilas; nada que ver con las calentitas Lys y Volantis). Lorath es una ciudad costera a la que nadie suele ir porque nada hay ahí, y los laberintos famosos éstos que se parecen a los de la Ciudadela están en ruinas. Los construyó un pueblo de gente gigantesca llamado sólo “los Hacedores de Laberintos”. No escribían, así que se quedaron con el nombre de lo único que demostraron haber hecho. Construir laberintos muy complejos que se adentraban mucho en el subsuelo. La función que desempeñaban estas construcciones no la sabe nadie, como nadie sabe tampoco para qué sirve la vieja fortaleza negra de Antigua.

Aquí viene la mandanga: ¿qué pasó con ese pueblo de constructores de laberintos? Se dice que fueron aniquilados por una horda de criaturas procedentes del mar. Tritones, sirenas y cosas aún peores.

Pues bien, resulta que, en cierto momento, a uno de los maestres de la Ciudadela (un tal Theron, seguramente de las Islas del Hierro a juzgar por el nombre) se le ocurrió que la piedra aceitosa que formaba la base de la torre y la piedra del Trono de Piedramar era la misma puta piedra. No sólo eso, sino que aventuró que ambas cosas habían sido construidas por la misma civilización: una raza ancestral de hombres-pez, a la que él llamaba “los Profundos”, que sería la base tanto de las leyendas de tritones y sirenas como de la religión del Dios Ahogado que profesan los Hijos del Hierro. Theron recogió todo esto en un manuscrito llamado La piedra extraña, lleno de inquietantes dibujos pero (o eso dijeron sus colegas) escrito como el culo. La teoría de Theron fue desechada y el manuscrito, olvidado. Y a otra cosa. Es curioso lo muy a menudo que hacen esto los Maestres de la Ciudadela. El amigo Theron no debía estar muy bien de la azotea, y nadie le hizo demasiado caso.

Todo esto sería divertido de no ser porque hay más de estas piedras negras aceitosas. En lugares mucho más lejanos que Poniente.

La tercera muestra de esta roca asquerosa está en las Islas Basilisco, un nido de piratas al sur de Volantis que casi hace costa con Sothoryos (la África de este mundo, para que se me entienda; un lugar lleno de plagas, selvas y animales monstruosos al que nadie va a menos que busque morir de manera exótica). En una de estas islas, llamada Isla de los Sapos, hay una estatua descomunal de un sapo malévolo a la que adoran los habitantes de la isla. Esta estatua está hecha (¡eeeh!) de la misma piedra aceitosa de color negro.

Lo habitantes de la Isla de los Sapos, por cierto, tienen rasgos de pez y dedos palmeados.

Pero no se vayan, que queda aún mucho hilo inquietante por devanar.

Ya mencioné Sothoryos, continente conocido por la mayoría de marineros como Yo Ahí No Vuelvo Ni Loco. Una de las personalidades más ilustres que llegó a hollar esta mierda de lugar fue Nymeria, princesa de los Rhoynar; los que no la conozcáis, sabed que fue una de las fundadoras del Dorne que todo lector de Canción de Hielo y Fuego y espectador de Juego de Tronos conoce ya. Es la misma Nymeria que Arya tiene en mente cuando pone nombre a su loba. Su historia es tan cojonuda que merecería su propio spin-off, pero la resumiré: los rhoynar eran los habitantes del río Rhoyne, en Essos (un caudal enorme que discurre desde cerca de Braavos hacia el sur, hasta Volantis), y se les podría asociar a los antiguos egipcios. Cierto día, jugando al basket con amigos, los rhoynar se buscaron demasiados problemas con Valyria y los señores dragón les achicharraron a casi todos (su capital se convirtió en las ruinas que Tyrion traspasa en Danza de dragones de camino a Volantis, por cierto). Sólo Nymeria, que de tonta no tenía un pelo, se olió el percal y salió por patas con una flota enorme de barcos cargados de su gente rumbo al sur, a un sitio donde los dragones no les dieran por el saco.

Uno de los primeros lugares donde decidió acampar fue Sothoryos. Como diría Chuache en El último gran héroe: un grave error.

La mayor parte de las razones que empujaron a Nymeria a levar anclas y pirarse de Nope-land fueron las habituales: que si quince enfermedades letales por metro cúbico de aire, que si cocodrilos más grandes que un barco, que si mosquitos portadores del sida moteado, etc. Pero la gota que colmó el vaso fue lo que ocurrió cuando a los rhoynar se les ocurrió remontar el río hacia el sur. Fue entonces cuando encontraron la ciudad perdida de Yeen.

También conocida como “el lugar más horripilante del mundo”.

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El problema con Yeen no era sólo uno. Eran varios. Para empezar, estaba hecha de enormes piedras negras aceitosas (¡aaaahhhh!), tan pesadas que habrían hecho falta varios elefantes para mover sólo una. Además, era el único lugar de todo Sothoryos al que la jungla no parecía atreverse a entrar; mientras todos los demás asentamientos humanos acababan devorados por la jungla, algo en Yeen mantenía a los árboles a raya. “Es una ciudad tan horrible que ni la selva se atreve a entrar”, dijo Nymeria nada más verla. Como ya pasaba con el Trono de Piedramar, con Isla Batalla y con la estatua del sapo gigante, nadie tenía ni idea de quién había construido el lugar. Sólo se sabía que era viejo. Muy viejo.

Total, que Nymeria decidió probar suerte y asentar a unos cuantos colonos allí porque de perdidos al río. Al principio, la cosa no fue ni tan mal: una horda de mediohumanos con piel moteada y sed de sangre atacó el asentamiento desde la selva, pero los mantuvieron a raya. Pasó un año, y entonces una barcaza subió río arriba a visitar Yeen y descubrió que la ciudad estaba desierta.

Los rhoynar que habían colonizado Yeen habían desaparecido de la noche a la mañana.

Cuando Nymeria tuvo noticias de esto, decidió de manera inmediata que su pueblo había de recoger sus cosas, subir otra vez a los barcos y largarse por donde habían venido, probablemente al ritmo de esta canción.

Oh, no se vayan, el tema todavía da para más. Lo más curioso del caso de Yeen es que está bastante lejos de Poniente, pero resulta que hay relatos de peces-monstruo para dar y regalar en sitios aún más lejanos. El menos visitado de todos es una región conocida como las Mil Islas que está al noreste de Essos, en una zona costera a la que los libros de Martin ni se han acercado y al que nadie va nunca, en realidad, más que nada porque no son más que un montón de peñascos raquíticos en medio del mar. Lo más notable de estas islas es que están habitadas por personas de piel verde que gusta de afilarse los colmillos y de (dicen) sacrificar marineros a unos dioses extraños con cabeza de pez. Parece ser que las Mil Islas son lo que queda de un reino antiguo que quedó sumergido en el mar; estos dioses-pez pueden verse a veces en forma de estatuas sumergidas a lo largo de la costa de cada isla.

Por la razón que sea, a los isleños le da pánico el mar y no se meterán en él ni a punta de pistola. Prefieren literalmente morir antes de meterse en el agua.

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En resumen: tenemos un material extraño, la piedra negra, caracterizado por su textura viscosa, por ser más viejo de lo que nadie recuerda, por estar presente en múltiples lugares del planeta sin conexión aparente entre ellos más allá de que todos están cerca de una masa de agua y porque nada crece allí donde está.

Quizá a algunos de vosotros esto les suene a la más o menos conocida Asshai de la Sombra, última ciudad del mundo conocido, lugar de procedencia de Melisandre y en general un sitio de mala catadura. Ciudad costera, construcciones de tamaño descomunal, nadie sabe quién la ha levantado, rumores de muerte y destrucción a tutti frutti… y tooodo construido con piedra negra que se bebe la luz del sol y cuyo tacto es “viscoso, desagradable”.

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A partir de aquí todo vale y hemos venido a jugar, así que por qué no mencionar los Cinco Fuertes: una serie de cinco torres de tamaño monstruoso construidas al noreste de Yi Ti (la China de este mundo, vamos) que nadie sabe de dónde vienen pero que sirven para defender este ignoto imperio de los monstruos medio humanos que se dice proceden del desierto que hay hacia el este. Estas cinco torres son, cómo no, mega mostrencos hechos de piedra negra (no se dice, ojo, que sea aceitosa; pero tampoco se dice de la de Antigua y Theron estableció la conexión igualmente) y están, cómo no, construidos al lado del mar (concretamente, el Mar Sangrante, de color rojo porque por supuesto). Lo curioso de este caso concreto es que toda la zona da muestras de haber estado antes mucho más llena de agua (cerca está el Mar Menguante y al este, los Desiertos Grises). Y no muy al norte uno puede encontrarse las Mil Islas de las que ya hablé. Je.

Todo esto podría sonar a gorritos de papel de plata y teorías de fan nivel “en realidad el Max de Fury Road es el niño de Mad Max 2” de no ser porque se trata de una bastante evidente referencia a H. P. Lovecraft por parte de Martin. No hace falta irse demasiado lejos de los Cinco Fuertes para averiguarlo: la ciudad maldita de la que estas torres defienden al imperio se llama K’Dath en alusión a La búsqueda en sueños de la ignota Kadath, una de las obras más famosas de Lovecraft. Otra referencia sería la ciudad de Sarnath, destruida por los dothrakis, y gran parte de la ambientación que rodea a los Hijos del Hierro (algunos de los cuales responden al nombre de “Dagon”). Ni siquiera tiene nada de raro: no es más que un pequeño juego que el autor, tan aficionado a Lovecraft como tantos otros escritores de fantasía, se ha montado para aderezar su mundo.

Pero no deja de ser interesante hasta qué punto está extendido este pueblo de hombres-pez. Bajo estas líneas dejo un mapa en el que señalo todos los lugares sospechosos de albergar bichejos de este tipo:

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No sé si aún estarán en activo, pero sí sé que están o han estado en más o menos todas partes. E igual son buena gente o igual (como sugiere el destino de los gigantes de Lorath, la tendencia a comerse gente de la ciudad de Yeen o la actitud de los habitantes de las Mil Islas) sólo quieren hincarle el diente a la dulce, dulce carne humana.

No querría irme sin darle un bonito broche final a este cuento. ¿Os acordáis de Yi Ti? Resulta que en ese lugar reinó una vez un tipo muy jodido que se hizo llamar Emperador Sanguinario por una serie de buenas razones que incluyen el fratricidio, la práctica de las artes oscuras, la tortura y la nigromancia, el esclavizar a su pueblo y el alimentarse de carne humana. Este tipo la lió hasta tal punto que poco después de ascender al poder cayó en todo el mundo la Larga Noche. En Poniente, ese evento se suele asociar a los Otros, pero en Yi Ti se asocia a la invasión de un ejército de monstruos sin especificar procedente de K’Dath y más allá. ¿Podrían ser otro grupo de Otros? Quizá. O quizá se tratase de algo más horrible.

Sólo decir que el emperador cabrón del que os hablo inició una secta que pervive hasta los días en los que tienen lugar las novelas: una secta llamada Iglesia de la Sabiduría Estelar. ¿Por qué se llama así? Porque el Emperador Sanguinario abandonó a los dioses de Yi Ti para adorar a una extraña roca que cayó del cielo.

Adivinad de qué color era la roca.

15 comentarios en “La otra raza monstruosa de la que nadie habla en Canción de Hielo y Fuego

  1. Y yo me reía de los dothrakis por tenerle miedo al mar.

    Muy interesante, lo mas tenebroso de todo el asunto es que encaja como un guante en la mitología que ha ido apareciendo en los libros, los Antiguos Dioses, la maldición de Valhyria, las serpientes volcánicas de las que hablo el hombre sin Rostro…

    Parecen tonterías, pero todo en este mundo huele a viejo y cerrado, a los restos de una tierra que fue visitada por fuerzas poderosas y antiguas. No hay grandes escuelas de hechicería, solo magos y brujas creepies que hacen rituales chungos, la mayoría de grandes casas perdieron su esplendor hace mucho.

    Y luego tienes movidas como el peso del pasado; Los reyes del Norte y Jon, la teoría de que los Maestres acabaron con los dragones y como el mundo esta más muerto por ello, Daenarys, así en general, los niños del bosque, asi en general, Harrenhal, asi en general… Si te fijas, todo tiene ese saborcillo a Lovecraft, y si no te fijas, pues patatas.

    Esto es lo que hace especiales a los grandes escritores; son como las croquetas de tu abuela. Están riconudas, y entonces la muy arpía se pone a explicar como ha mezclado la bechamel y eso TAMBIEN te llena el estómago solo con escucharla, o puedes seguir tragando croquetas. O las dos a la vez, al gusto de cada uno.

    Mira, con la tontería de Lovecraft me han entrado ganas de jugar un rato al Darkest Dungeon. Así hago tiempo mientras sale el sexto libro, que a este ritmo sale en el 2019. VERDAD!? VIEJO GORDO DE MIE…

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  2. ¡Excelente historia! Me encanta la forma en que la redactas, para personas que no han leído el libro y sí han visto la serie. No sabía sobre esta piedra oscura, asquerosa y viscosa, y resulta que se me hace muy interesante cómo aparece en diferentes lugares del mundo de Martin. Saludos y espero seguir leyendo más historias del mundo de Juego de Tronos.

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  3. Este es un tema interesante, sobre el que muchos fans han escrito(en ingles). Emmett Booth (Poorquentyn en twitter y tumblr) y Steven Attewell (racefortheironthrone en tumblr) han escrito textos interesantes, si vas bien de ingles.

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  4. Una entrada interesante e inspiradora. Como director de partidas de rol ahora se me ocurren algunas ideas para añadir este toque lovecraftiano a las partidas.

    Por cierto, ¿Todas esas referencias salen en los libros? Me suenan algunas, pero tampoco me los leí buscando esa información.

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  5. Genial el articulo. Habia muchisimas cosas que no recordaba o que directamente no sabia. La relacion entre los Profundos y el Dios Ahogado no la habia pensado, pero me ha encantado. He echado en falta la parte de Tres Hermanas, cuando Borell le cuenta a Davos que tienen membranas entre algunos dedos. Me recordaron un huevo a los semipescadilla de Lovecraft en el relato de la sombra sobre Innsmouth.

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  6. Y qué decir de la ciudad de Carcosa, el Emperador Amarillo (Hastur?), El Dios de Muchos Rostros (Nyarlathotep, qué haces también ahí?)… toda una referencia al universo lovecraftniano

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